RAY BARRETTO, LA RUMBA NO MUERE
El pasado sábado 18 de febrero murió Ray Barretto una de las figuras imprescindibles de la música afroamericana.
Ray Barretto el 14 enero pasado fue distinguido como Maestro de Jazz por la Asociación de Educación del Jazz. Luego de la ceremonia, camino a su hogar trató de evitar el atochamiento vehicular, producto de la intensa nevazón que cubría a la ciudad de Nueva York, caminando sobre la nieve. Finalmente, sufrió un ataque de asma y posterior pulmonía. Lo internaron en el hospital Valley de
Nueva Jersey. Los médicos le insertaron 4 “by pass” en su corazón.
A las 5 de la mañana murió este percusionista bautizado como Ray Manos Duras Barretto, en el centro médico de la Universidad de Hackensack, en Nueva Jersey.
Este músico de 76 años fue pionero del sonido neoyorquino de la salsa. Su duelo lo compartieron también los amantes del jazz. Sus padres eran puertorriqueños de la localidad de Aguadilla. Barretto nació el 29 de abril de 1929, en el barrio latino de Nueva York. El amor por la tierra de sus padres siempre estuvo presente.
Su pasión por la música comenzó al escuchar las tumbadoras del rumbero cubano Chano Pozo, cuando tocaba en la Orquesta de Dizzy Gillespie. El tema Manteca lo marcó al escucharlo mientras cumplía su servicio militar en Alemania, en 1949. Al inicio de los años 60as comenzó a grabar con el sello United Artist éxitos de la música internacional con un toque de cadencia caribeña.
El periodista venezolano César Miguel Rondón grafica ese momento: “Cuando se desata la euforia por las charangas, Barretto decide olvidarse por completo de los públicos americanos para entrar de lleno en el ambiente latino”. Su primer logro fue la creación de la Charanga Moderna.
Luego viene un período de experimentación sonora con el boogaloo que termina a la hora en que trabaja para el sello Fania All Stars a mediados de los 60´s, su música era el ritmo afrocubano que transmitía el sentir de los latinos en la ciudad de los rascacielos. Según Rondón su identidad musical se sintetizaba en “su espíritu marginal, su fuerte toque en el arrabal, su perceptible sentido de barrio”.
Al firmar con Fania, Ray Barretto pudo improvisar a la manera del jazz, a solas sin etiquetas, liberándose de los patrones musicales que lo encasillaban al baile.
Con una fuerte influencia musical del jazz, el percusionista se sintió convocado a desarrollar un proyecto que le permitiera la oportunidad de desprender sus habilidades en la improvisación, desgarrando las fórmulas convencionales.
Barretto describía así esa etapa: "Con Fania me sentí libre, musical y creativamente. Siempre tuve la oportunidad de crear pero a partir de ese momento encontré un espacio para girar los ritmos y hacer más solos en las interpretaciones. Mi etiqueta musical tiene sus raíces en el jazz y el factor más importante del género es la habilidad de improvisar y en la música latina eso sólo lo hace el cantante, y hay arreglos fijos que se tocan igual cada vez. Así que cuando me fui con Fania pude desarrollar otras cosas, fuera de lo que era bailable. Cosas que no eran la rutina”. Con este sello administrado por el abogado ítalo estadounidense Jerry Masucci logró grandes éxitos y una abundante producción musical, sobresale de aquella época el disco "Qué viva la música", editado en 1972. Ese mismo año. sufre una de las pérdidas más grandes de su carrera. Sus compañeros: Adalberto Santiago, René López, Orestes Vilató y Jhonny Rodríguez se alejan de su orquesta y forman el conjunto Típica 73.
Barretto reacciona y vuelve al jazz grabando el disco "The Other Road", el año 1973. Ese mismo año edita su gran éxito “Indestructible”, en el cual reflejó la fuerza e intensidad de su música.
Entre los músicos que participaron con Barretto en aquella época destacan Tito Allen, Tito Gómez y Rubén Blades. Este músico y actual Ministro de Turismo de Panamá recuerda así su trabajo con Ray: “Siempre agradeceré la oportunidad que me brindó, en 1975, de participar como miembro de su afamada orquesta. Mi debut en Nueva York con Barretto inicia formalmente mi carrera como vocalista del género salsa desde Estados Unidos y me proyecta a los escenarios artísticos internacionales. Eso no lo olvidaré jamás”
En pleno apogeo de la salsa, Ray Barretto al igual que Tito Puente, sintió distancia con respecto a identificarse con esa etiqueta. Manos Duras se consideraba un hombre de jazz, marcado por la música afrocubana. En algún momento dijo que la salsa era para “ganarse las habichuelas”. Incursionó en los ochenta en proyectos jazzísticos y tocó los cueros de sus congas para grupos como Rolling Stones y los Be Gees.
Ray Manos Duras Barreto ocupará un sitial importante en la historia de la música afroamericana y en el recuerdo de los puertorriqueños nacidos en la isla y en Nueva York que valoran su legado musical que expresa las aspiraciones y logros de un espíritu libre que late al repicar las tumbadoras.
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