02 octubre 2005

OMARA CANTÓ A VIOLETA Y A IBRAHIM

Por Pablo Dintrans


Luego de cinco años de ausencia en los escenarios chilenos, la cantante cubana Omara Portuondo deslumbró al público el pasado viernes 30 de septiembre en el Teatro Caupolicán.

La cantante de Buena Vista Social Club apareció en escena con un traje de líneas negras y grises, con un manto naranja. Desde el primer momento Omara encantó a la multitud que la aplaudía mientras su figura se rodeaba por los efectos de humo del remodelado Teatro Caupolicán. Abrió el espectáculo con el tema “Tabú” de su nuevo disco “Flor de Amor”.

Uno de los momentos más emocionantes de la noche fue cuando interpretó a capela el tema “Gracias a la Vida” de Violeta Parra, así como también cuando le cantó con lágrimas en los ojos el tema “Dos Gardenias” en homenaje al recientemente fallecido Ibrahim Ferrer.

Omara cautivó con su voz y la intensidad del sentimiento con que canta, a esto se sumó el selecto grupo que la acompañó con el piano, contrabajo, percusiones, sección de vientos, coros colosales, guitarra y tiple.

La dama del “Filin” interpretó boleros y sones, bailando con gracia y motivando al público a seguir la magia del espectáculo. Recibió un ramo de rosas y uno de lilium, en las manos de dos muchachos chilenos y una bandera chilena, acompañada con el emblema de Cuba en el extremo superior izquierdo.

En todo momento estuvo presente el enorme cariño y afecto que despierta esta cantante cubana en el público chileno. Un momento mágico que queda grabado en la historia y en el recuerdo.

Big Band en la Calle

Dos horas antes de que se iniciara el espectáculo, un episodio inédito contrastó con lo que se vivió al comenzar el concierto. La Big Band compuesta por 22 músicos chilenos y cubanos que iban a dar inicio al concierto de Omara se les impidió actuar. Fernando Contreras de la productora chilena “Energy Events & Concerts” argumentó dicha decisión afirmando: “No se va poder tocar”.
Con un hondo sentimiento de impotencia y frustración los músicos se quedaron literalmente en la calle, en la entrada del Teatro sin poder actuar. Raúl Gutiérrez director de Irazú señaló que esto era “de otro planeta” y que es parte de un estilo poco ético de hacer producciones en Chile, en donde los compromisos laborales no se cumplen.

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