02 septiembre 2005
Las primeras señales de la historia nos remontan al año 1518, cuando 4 mil africanos arribaron a las costas de "La Española" (Actual,República Dominicana y Haití), Cuba, Jamaica y Puerto Rico, ubicadas en el mar de las Antillas, puerta del nuevo continente: América.
Los hombres y mujeres esclavizados provenían de la costa occidental de África, de donde habían sido traídos por comerciantes portugueses, españoles y franceses, hasta 1873, fecha del último cargamento.
En total 9 y medio millones de esclavos fueron puestos a trabajar en la cosecha de café, azúcar, tabaco, algodón, arroz y en la minería.
Los esclavos provenían de tres zonas específicas:
1.- África Occidental, asentamiento de las étnias Yorubas de las cuales destacan: los ewues, ashantis, foris, ibos, huasas, fulanis y otras de Dahomey y Ghana.
2.- Costa de Guinea y Norte de Sudán, que incluían grupos musulmanes como los wolofs de Senegambia, los malinkes de Guinea y los mandingos de Sierra Leona.
3.- El Congo y Angola, área poblada por los bantúes.
Los africanos y africanas llegaron a América sin más herramientas que sus manos y la memoria. Fabricaron instrumentos musicales de sus regiones de origen, interpretados casi en secreto, debido al temor ante la represión colonial. Con la danza y el canto ocurrió lo mismo, aunque este último contó con un lugar de expresión natural: el trabajo en las plantaciones.
La llegada de estas mujeres y hombres a las Antillas trajo como consecuencia un proceso de pérdida de su cultura originaria. El sistema esclavista buscaba desconectar y despojar de sus raíces a los africanos con el fin de explotar los recursos naturales de un territorio y para utilizarlos como fuerza de trabajo no calificada. Los europeos aislaron a los esclavos en zonas de trabajo pesado y forzado.
Los colonizadores al ver que sus esclavos africanos representaban una mayor rentabilidad gracias a su inusual resistencia física, procedieron a desalojar a los indígenas de sus tierras. Por esta razón la música del Caribe, en especial la cubana, debe su identidad a la fusión de raíces africanas y europeas, sin la presencia de aportes propios de los indígenas antillanos.
Los esclavos fueron destinados a lugares que parecían cárceles, los "Barracones" que eran bodegas idénticas a los corrales para animales, con la diferencia que en los barracones había cadenas y grilletes. Se les aisló para evitar revueltas. Se separó a quienes tenían un mismo origen.
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